moriwoki
12/08/2013, 13:03
3408
Hola a todos.
Introducción
Hace ya algunos años compré la Yamaha FJ 1200 que poseo en la actualidad y que uso de manera particular como moto de calle. Me gusta, entre otras cosas, porque en su día, hace 22 años, era un modelo único que proyectaba en España una imagen de Gran Señora de la carretera (por comodidad, motor y prestaciones) que hoy en día no se puede concentrar en una sola moto. No hay ninguna de hoy que represente lo que fue la FJ en aquellos años.
Bien. La moto estaba en un estado aceptable y tenía un comportamiento digno aún. En cuanto abordé la primera carretera de montaña empecé a restregar los avisadores de las estriberas por el asfalto (moneda corriente) y en cuanto salí de España con ella pude comprobar con kilómetros de sobra cuál es su velocidad punta, con baúl incluido.
Un día, como otros muchos, aparqué la FJ en un garaje junto a la Sportster de mi amigo, y sin embargo compañero, José Ángel (Jalova, en este foro). Estuvimos un rato charlando con la trasera de las dos motos paralelas en perspectiva, y en medio de la conversación, de repente, me di cuenta de un detalle sorprendente en los neumáticos de ambas.
-¡Oye, pero si son iguales!
Efectivamente, repasamos el dibujo con la mirada y después comprobamos el modelo en el flanco de cada uno de ellos. Efectivamente, el mismo: Dunlop D-404.
El ángulo de inclinación de la FJ, aun no siendo una erre, sino una Sport turismo, es muy superior al de cualquier custom, y al de todas las Harleys –incluyendo la XR 1200- y la diferencia en velocidad punta pues… 260 por hora (de marcador) para la Yamaha. No tuve ninguna queja de aquel neumático con el que compré mi moto. Ninguna, ni en seco ni en mojado. Para mí, agarraba fenomenal y soportaba bien la tracción de los 130Cv que rinde la FJ (supongo que con los años alguno menos).
Por otro lado, cada vez que he hecho la prueba a una Harley de prensa para escribir su correspondiente reportaje he puesto especial atención en el comportamiento de los neumáticos, a pesar de… o precisamente por tratarse de motos custom. En seco y en mojado, inclinando o frenando, traccionando con una 883 o con una potente CVO, nunca he sentido el deslizamiento, tan sólo clavando el freno trasero ex profeso o acelerando a tope en parado con el delantero tirado para hacer el gamberro creando una nube blanca, que, alguna vez, lo confieso, también lo he hecho para alguna foto espectacular, o resbalando indefinidamente sobre un charco.
EL TEMA EN CUESTIÓN
Bien. Decía que siempre he puesto especial atención en el comportamiento del neumático que monta una custom precisamente por lo siguiente:
Os he visto abrir hilos y he leído post, largos post, abundando en lo mismo. Post en los que muchas veces se vierten opiniones categóricas acerca de ese comportamiento de las gomas (el tema del rendimiento y duración lo dejamos para otro momento), algunas de ellas, bastantes, poniendo como un auténtico trapo al modelo de neumático en cuestión y otras alabando, en cambio, el excelente agarre de otra marca.
No sé cuántas Harleys he probado hasta la fecha (cuando hablo de probar, no hablo de dar una vuelta a la manzana, sino de haber hecho al menos unos cientos de kms con ellas, sino más de mil), más de 15, tal vez 20, todas tal y como se venden de serie, salvo alguna rara excepción. El agarre para mí siempre ha sido intachable, como he dicho, y montando en mi Yamaha ahora un neumático, si no custom, muy similar por restricciones de medida (llanta trasera de 16”) puedo tirar la FJ sin una queja, sin un solo amago, tal y como aparece en la foto.
3409
Es evidente que algo me estoy perdiendo cuando leo a alguno de vosotros, o me comenta de viva voz, que tal o cual neumático se le “ha ido”. “Se le ha ido el neumático en una curva”. Tal vez en la interpretación de esta frase esté el quid de la cuestión. No lo sé, pero a priori puedo entender tres cosas:
1.- Que abordando inclinado una rotonda, por ejemplo, pase por encima de una línea discontinua de pintura que lleve ya sobre sí tantas manos de pintura que llegue a levantar dos centímetro del suelo. En ese caso, el neumático habrá copiado el firme con total fiabilidad y habrá transmitido al motorista el lógico vaivén producido al salvar rápidamente y por dos veces el pequeño escalón: de subida y de bajada.
2.- Que al entrar en una curva con una buena inercia el motorista tire la moto hacia el interior del viraje con decisión, haciendo contramanillar de un solo golpe. En ese caso y en ese momento es común, sobre todo en las más pesadas, que la carcasa del neumático ceda en un juego de apenas un par de centímetros, o menos, sobre la garganta de la llanta, produciendo lo que llaman “flameo” y que se transmite al manillar con un vaivén blando que puede inquietar al motorista, qué duda cabe, aunque resulte inofensivo porque el neumático permanece firmemente asido al asfalto y es muy difícil, por otro lado, que la moto llegue a perder la trayectoria con ese movimiento.
3.- Que verdaderamente la rueda deslice sobre el asfalto, que el neumático derrape, con el consiguiente peligro que eso entraña.
¿Cuando alguno de vosotros dice “se me ha ido la rueda, trasera o delantera, en una curva” se está refiriendo realmente a que el neumático está deslizando, está derrapando o habla de otra cosa?
Con esta pregunta trato de abrir una tertulia –insisto: tertulia- lo más aclaratoria posible con el fin de identificar exactamente cuál es el comportamiento de uno u otro neumático para la mayoría de vosotros, y de saber por fin -y en lo que a mí respecta en particular- qué es lo que se me está pasando por alto a propósito de este tema.
Os quedo enormemente agradecido por vuestras aportaciones.
Tomás Pérez.
Pdata. Sobre los Metzeler Marathon, tengo que decir que los he probado exhaustivamente en la V-Max y la Diavel, lo hice en carretera y también en el circuito de Cartagena, además de con las vueltas correspondientes, con pruebas de aceleración. También los he probado en dos V-Rod.
El comportamiento me resultó siempre impecable.
CONCLUSIONES AÑADIDAS EL 31 DE AGOSTO
DEFORMACIÓN DEL NEUMÁTICO POR UN DESGASTE ANORMAL
Los neumáticos montados en una custom tienen una duración completamente fuera de rango dentro del mundo de la moto en general. Raro es el que en una GT pase de los once/doce mil km, normalmente en siete y diez mil en una naked (dependiendo de su potencia) y entre tres y cinco mil en una deportiva de litro o bicilíndrica de 1200. Hablando del trasero. El delantero suele durar dos veces más y en las deportivas hasta tres. Todo ello dependiendo, claro está, de la conducción, y teniendo en cuenta que son cifras aproximativas que sólo tratan de representar una referencia.
Bien. Esa larguísima duración, unida a un uso en el que la moto hace poquísimos kilómetros inclinada y con un ángulo mínimo (pongamos 20 grados a lo sumo) provoca fácilmente un desgaste indebido del neumático con su consiguiente deformación. Como todos muy bien sabéis, el neumático de moto tiene una sección curva para facilitar la inclinación. Es muy fácil que cualquier moto que ruede mucho por autopista deforme el neumático dándole una sección más o menos cuadrada, creando lo que se llama “hombro” u “hombros”en la forma de esa banda de rodadura. Si a esto le añadimos que es fácil descuidarse y olvidarse de comprobar las presiones demasiado tiempo (yo el primero), la deformación del neumático durante su uso está casi garantizada.
¿Cuál es el efecto que provoca al inclinar de un neumático cuadrado, un neumático con hombro?
Pues el de que cuando llegamos a ese pequeño ángulo con el que se ha deformado la banda de rodadura, nos llega una irremediable sensación de vértigo, sentimos por un instante cómo la moto cae. En realidad es así, la moto cae tres o cuatro grados de inclinación, por poner una cifra, mientras que se apoya sobre esa arista deforme; pero, eso sí, detiene su caída inmediatamente en cuanto vuelve a encontrar la cara exterior de la banda de rodadura por el lado correspondiente a la curva. Es muy fácil interpretar esto como un deslizamiento, como una pérdida de agarre del neumático. Yo mismo lo he confundido alguna vez y he tenido que poner toda mi atención para forzar más la inclinada buscando el apoyo más plano y exterior del neumático.
Ni que decir tiene que este vértigo se siente aun más en el caso del neumático delantero.
Este mismo efecto, para el que haya conducido motos de hace dos décadas o más, es el que provocaban aquellos neumáticos de sección triangular. Recuerdo los Metzeler Laser que montaban las BMW de los 90 y principios de este siglo, y con anterioridad, en los 80, los Dunlop K 81 (duros como piedras, por otro lado) para todo tipo de moto de media y gran cilindrada (recuerdo a las Laverda 1000 de entonces con ellos)
Por supuesto, al cambiar ese neumático deformado por uno nuevo, aunque sea de la misma marca y modelo, la diferencia en el tacto es como la noche y el día.
COMPORTAMIENTO CON LAS PRESIONES DESCUIDADAS
He descuidado a propósito este apartado en mi moto, que la he usado como muestra porque, como ya comenté, monta unos neumáticos muy semejantes a los de cualquier custom, y además su arquitectura y su propio concepto permiten llevarlos más cerca del límite que en la cualquier Harley.
Bien, he pasado más de un mes y medio sin revisar las presiones, y al final, antes de acudir al manómetro para regularlas, los síntomas eran los siguientes:
1.- En Curvas rápidas:
Independientemente de que tanto el baúl trasero, de 48 litros, en la parte aerodinámica, como la llanta motriz de sólo 16” y, sobre todo, su altísimo perfil (hoy día impensable en cualquier modelo), tienen un efecto de lo más nocivo en este apartado, cuando pasaba los últimos días con las presiones sin regular, la moto tenía un comportamiento espantoso en el paso por los virajes más rápidos (incluso algún compañero mío que la probó me comentó que, literalmente, daba miedo), provocando un shimmy continuo, que sólo puedes controlar a base de una trazada precisa y sujetando la moto con las piernas y pisando las estriberas.
2.- En Curvas lentas.
El neumático delantero:
Pues provoca la misma sensación de caída que transmite un neumático deformado en un desgaste anormal, bien marcando una sección con forma de triángulo –como es este caso- o bien haciéndolo más cuadrada, con “hombros”. Es decir, sientes cómo al inclinar la moto hasta un punto se cae, y realmente se cae…, hasta que vuelve a apoyar, claro está con la superficie más extensa de la cubierta.
El trasero:
En general la moto transmite una desagradable sensación de flotación, una inseguridad, que no te permite inclinar con confianza. Es como si la moto tumbara sobre un fino colchón de goma espuma.
Aparte de esto, lo peor es que el neumático trasero derrapa, desliza con facilidad cuando abres gas, a veces incluso con suavidad, inclinando sobre un asfalto urbano desgastado por el tráfico: el clásico de una rotonda muy transitada.
3.- En recta.
A unos ochenta por hora, o menos, no podía soltar el manillar y guiar la moto sin manos. El tren delantero empezaba a sacudir la cabeza con tal violencia que, probablemente, me sacaría de la moto si no lo sujetase a tiempo.
Comprobación de las presiones:
El neumático delantero marcó 2.0 y el trasero 2.1
Las presiones recomendadas son:
Delante : 2.4
Detrás: 2.7/2.9
Regulé a 2.4 y 2.9, y sentí la moto completamente distinta en el propio carril de aceleración de la gasolinera. El efecto de caída del neumático delantero desapareció por completo, el trasero ganó todo el agarre que debía, transmitiéndome toda la confianza para hacer una tumbada hasta abajo en la primera rotonda que me encontré. El shimmy se atenuó muchísimo, aunque no desapareció debido al baúl y las medidas de neumático. Digamos que disminuyó como en un 60%. Lo mismo ocurrió con la sacudida de cabeza en recta, que continúa haciéndolo, aunque mucho más atenuado, pero pienso que es debido a que el neumático delantero ya se ha deformado por desgastarlo defectuosamente –ya me ha pasado otras veces, porque soy un verdadero desastre con mis propias cosas-.
Hola a todos.
Introducción
Hace ya algunos años compré la Yamaha FJ 1200 que poseo en la actualidad y que uso de manera particular como moto de calle. Me gusta, entre otras cosas, porque en su día, hace 22 años, era un modelo único que proyectaba en España una imagen de Gran Señora de la carretera (por comodidad, motor y prestaciones) que hoy en día no se puede concentrar en una sola moto. No hay ninguna de hoy que represente lo que fue la FJ en aquellos años.
Bien. La moto estaba en un estado aceptable y tenía un comportamiento digno aún. En cuanto abordé la primera carretera de montaña empecé a restregar los avisadores de las estriberas por el asfalto (moneda corriente) y en cuanto salí de España con ella pude comprobar con kilómetros de sobra cuál es su velocidad punta, con baúl incluido.
Un día, como otros muchos, aparqué la FJ en un garaje junto a la Sportster de mi amigo, y sin embargo compañero, José Ángel (Jalova, en este foro). Estuvimos un rato charlando con la trasera de las dos motos paralelas en perspectiva, y en medio de la conversación, de repente, me di cuenta de un detalle sorprendente en los neumáticos de ambas.
-¡Oye, pero si son iguales!
Efectivamente, repasamos el dibujo con la mirada y después comprobamos el modelo en el flanco de cada uno de ellos. Efectivamente, el mismo: Dunlop D-404.
El ángulo de inclinación de la FJ, aun no siendo una erre, sino una Sport turismo, es muy superior al de cualquier custom, y al de todas las Harleys –incluyendo la XR 1200- y la diferencia en velocidad punta pues… 260 por hora (de marcador) para la Yamaha. No tuve ninguna queja de aquel neumático con el que compré mi moto. Ninguna, ni en seco ni en mojado. Para mí, agarraba fenomenal y soportaba bien la tracción de los 130Cv que rinde la FJ (supongo que con los años alguno menos).
Por otro lado, cada vez que he hecho la prueba a una Harley de prensa para escribir su correspondiente reportaje he puesto especial atención en el comportamiento de los neumáticos, a pesar de… o precisamente por tratarse de motos custom. En seco y en mojado, inclinando o frenando, traccionando con una 883 o con una potente CVO, nunca he sentido el deslizamiento, tan sólo clavando el freno trasero ex profeso o acelerando a tope en parado con el delantero tirado para hacer el gamberro creando una nube blanca, que, alguna vez, lo confieso, también lo he hecho para alguna foto espectacular, o resbalando indefinidamente sobre un charco.
EL TEMA EN CUESTIÓN
Bien. Decía que siempre he puesto especial atención en el comportamiento del neumático que monta una custom precisamente por lo siguiente:
Os he visto abrir hilos y he leído post, largos post, abundando en lo mismo. Post en los que muchas veces se vierten opiniones categóricas acerca de ese comportamiento de las gomas (el tema del rendimiento y duración lo dejamos para otro momento), algunas de ellas, bastantes, poniendo como un auténtico trapo al modelo de neumático en cuestión y otras alabando, en cambio, el excelente agarre de otra marca.
No sé cuántas Harleys he probado hasta la fecha (cuando hablo de probar, no hablo de dar una vuelta a la manzana, sino de haber hecho al menos unos cientos de kms con ellas, sino más de mil), más de 15, tal vez 20, todas tal y como se venden de serie, salvo alguna rara excepción. El agarre para mí siempre ha sido intachable, como he dicho, y montando en mi Yamaha ahora un neumático, si no custom, muy similar por restricciones de medida (llanta trasera de 16”) puedo tirar la FJ sin una queja, sin un solo amago, tal y como aparece en la foto.
3409
Es evidente que algo me estoy perdiendo cuando leo a alguno de vosotros, o me comenta de viva voz, que tal o cual neumático se le “ha ido”. “Se le ha ido el neumático en una curva”. Tal vez en la interpretación de esta frase esté el quid de la cuestión. No lo sé, pero a priori puedo entender tres cosas:
1.- Que abordando inclinado una rotonda, por ejemplo, pase por encima de una línea discontinua de pintura que lleve ya sobre sí tantas manos de pintura que llegue a levantar dos centímetro del suelo. En ese caso, el neumático habrá copiado el firme con total fiabilidad y habrá transmitido al motorista el lógico vaivén producido al salvar rápidamente y por dos veces el pequeño escalón: de subida y de bajada.
2.- Que al entrar en una curva con una buena inercia el motorista tire la moto hacia el interior del viraje con decisión, haciendo contramanillar de un solo golpe. En ese caso y en ese momento es común, sobre todo en las más pesadas, que la carcasa del neumático ceda en un juego de apenas un par de centímetros, o menos, sobre la garganta de la llanta, produciendo lo que llaman “flameo” y que se transmite al manillar con un vaivén blando que puede inquietar al motorista, qué duda cabe, aunque resulte inofensivo porque el neumático permanece firmemente asido al asfalto y es muy difícil, por otro lado, que la moto llegue a perder la trayectoria con ese movimiento.
3.- Que verdaderamente la rueda deslice sobre el asfalto, que el neumático derrape, con el consiguiente peligro que eso entraña.
¿Cuando alguno de vosotros dice “se me ha ido la rueda, trasera o delantera, en una curva” se está refiriendo realmente a que el neumático está deslizando, está derrapando o habla de otra cosa?
Con esta pregunta trato de abrir una tertulia –insisto: tertulia- lo más aclaratoria posible con el fin de identificar exactamente cuál es el comportamiento de uno u otro neumático para la mayoría de vosotros, y de saber por fin -y en lo que a mí respecta en particular- qué es lo que se me está pasando por alto a propósito de este tema.
Os quedo enormemente agradecido por vuestras aportaciones.
Tomás Pérez.
Pdata. Sobre los Metzeler Marathon, tengo que decir que los he probado exhaustivamente en la V-Max y la Diavel, lo hice en carretera y también en el circuito de Cartagena, además de con las vueltas correspondientes, con pruebas de aceleración. También los he probado en dos V-Rod.
El comportamiento me resultó siempre impecable.
CONCLUSIONES AÑADIDAS EL 31 DE AGOSTO
DEFORMACIÓN DEL NEUMÁTICO POR UN DESGASTE ANORMAL
Los neumáticos montados en una custom tienen una duración completamente fuera de rango dentro del mundo de la moto en general. Raro es el que en una GT pase de los once/doce mil km, normalmente en siete y diez mil en una naked (dependiendo de su potencia) y entre tres y cinco mil en una deportiva de litro o bicilíndrica de 1200. Hablando del trasero. El delantero suele durar dos veces más y en las deportivas hasta tres. Todo ello dependiendo, claro está, de la conducción, y teniendo en cuenta que son cifras aproximativas que sólo tratan de representar una referencia.
Bien. Esa larguísima duración, unida a un uso en el que la moto hace poquísimos kilómetros inclinada y con un ángulo mínimo (pongamos 20 grados a lo sumo) provoca fácilmente un desgaste indebido del neumático con su consiguiente deformación. Como todos muy bien sabéis, el neumático de moto tiene una sección curva para facilitar la inclinación. Es muy fácil que cualquier moto que ruede mucho por autopista deforme el neumático dándole una sección más o menos cuadrada, creando lo que se llama “hombro” u “hombros”en la forma de esa banda de rodadura. Si a esto le añadimos que es fácil descuidarse y olvidarse de comprobar las presiones demasiado tiempo (yo el primero), la deformación del neumático durante su uso está casi garantizada.
¿Cuál es el efecto que provoca al inclinar de un neumático cuadrado, un neumático con hombro?
Pues el de que cuando llegamos a ese pequeño ángulo con el que se ha deformado la banda de rodadura, nos llega una irremediable sensación de vértigo, sentimos por un instante cómo la moto cae. En realidad es así, la moto cae tres o cuatro grados de inclinación, por poner una cifra, mientras que se apoya sobre esa arista deforme; pero, eso sí, detiene su caída inmediatamente en cuanto vuelve a encontrar la cara exterior de la banda de rodadura por el lado correspondiente a la curva. Es muy fácil interpretar esto como un deslizamiento, como una pérdida de agarre del neumático. Yo mismo lo he confundido alguna vez y he tenido que poner toda mi atención para forzar más la inclinada buscando el apoyo más plano y exterior del neumático.
Ni que decir tiene que este vértigo se siente aun más en el caso del neumático delantero.
Este mismo efecto, para el que haya conducido motos de hace dos décadas o más, es el que provocaban aquellos neumáticos de sección triangular. Recuerdo los Metzeler Laser que montaban las BMW de los 90 y principios de este siglo, y con anterioridad, en los 80, los Dunlop K 81 (duros como piedras, por otro lado) para todo tipo de moto de media y gran cilindrada (recuerdo a las Laverda 1000 de entonces con ellos)
Por supuesto, al cambiar ese neumático deformado por uno nuevo, aunque sea de la misma marca y modelo, la diferencia en el tacto es como la noche y el día.
COMPORTAMIENTO CON LAS PRESIONES DESCUIDADAS
He descuidado a propósito este apartado en mi moto, que la he usado como muestra porque, como ya comenté, monta unos neumáticos muy semejantes a los de cualquier custom, y además su arquitectura y su propio concepto permiten llevarlos más cerca del límite que en la cualquier Harley.
Bien, he pasado más de un mes y medio sin revisar las presiones, y al final, antes de acudir al manómetro para regularlas, los síntomas eran los siguientes:
1.- En Curvas rápidas:
Independientemente de que tanto el baúl trasero, de 48 litros, en la parte aerodinámica, como la llanta motriz de sólo 16” y, sobre todo, su altísimo perfil (hoy día impensable en cualquier modelo), tienen un efecto de lo más nocivo en este apartado, cuando pasaba los últimos días con las presiones sin regular, la moto tenía un comportamiento espantoso en el paso por los virajes más rápidos (incluso algún compañero mío que la probó me comentó que, literalmente, daba miedo), provocando un shimmy continuo, que sólo puedes controlar a base de una trazada precisa y sujetando la moto con las piernas y pisando las estriberas.
2.- En Curvas lentas.
El neumático delantero:
Pues provoca la misma sensación de caída que transmite un neumático deformado en un desgaste anormal, bien marcando una sección con forma de triángulo –como es este caso- o bien haciéndolo más cuadrada, con “hombros”. Es decir, sientes cómo al inclinar la moto hasta un punto se cae, y realmente se cae…, hasta que vuelve a apoyar, claro está con la superficie más extensa de la cubierta.
El trasero:
En general la moto transmite una desagradable sensación de flotación, una inseguridad, que no te permite inclinar con confianza. Es como si la moto tumbara sobre un fino colchón de goma espuma.
Aparte de esto, lo peor es que el neumático trasero derrapa, desliza con facilidad cuando abres gas, a veces incluso con suavidad, inclinando sobre un asfalto urbano desgastado por el tráfico: el clásico de una rotonda muy transitada.
3.- En recta.
A unos ochenta por hora, o menos, no podía soltar el manillar y guiar la moto sin manos. El tren delantero empezaba a sacudir la cabeza con tal violencia que, probablemente, me sacaría de la moto si no lo sujetase a tiempo.
Comprobación de las presiones:
El neumático delantero marcó 2.0 y el trasero 2.1
Las presiones recomendadas son:
Delante : 2.4
Detrás: 2.7/2.9
Regulé a 2.4 y 2.9, y sentí la moto completamente distinta en el propio carril de aceleración de la gasolinera. El efecto de caída del neumático delantero desapareció por completo, el trasero ganó todo el agarre que debía, transmitiéndome toda la confianza para hacer una tumbada hasta abajo en la primera rotonda que me encontré. El shimmy se atenuó muchísimo, aunque no desapareció debido al baúl y las medidas de neumático. Digamos que disminuyó como en un 60%. Lo mismo ocurrió con la sacudida de cabeza en recta, que continúa haciéndolo, aunque mucho más atenuado, pero pienso que es debido a que el neumático delantero ya se ha deformado por desgastarlo defectuosamente –ya me ha pasado otras veces, porque soy un verdadero desastre con mis propias cosas-.