Portinari
Charly Tachuelas... O cómo empezó todo
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- 27/01/2014 a las 01:11 (13869 Visitas)
Cuando sea abuela y les hable a mis nietos sobre cómo aprendí a conducir en moto y cuál fue el paso previo a comprarme una Harley, tendré que contar las aventuras y desventuras que trajo consigo Charly Tachuelas: mi primer cuatro-latas que ahora tengo, a falta de curro y ahorros para pagar ni un carnet ni una moto mejores.
Charly Tachuelas empezó siendo una reivindicación: "Cariño, quiero conducir mi propia moto, no depender de que puedas o no llevarme. O que me lleves a 230 km/h para ver si me acojono. No voy a gritar nunca, te van a poner multas a lo tonto. Y no, tampoco voy a comprar ni una Vespa ni un Scooter. Me gustan las custom y quiero lo que sea más parecido a una Harley". (Por aquel entonces, todavía me quedaba algo de asertividad)
Así que varios cientos de discusiones después, conseguí comprar MI libertad: Charly Tachuelas. Sin haber llevado jamás nada más rápido que bicicletas o caballos y sólo con un posible instructor en mi entorno...
Para un piloto de motos deportivas era poco menos que una vergüenza: velocidad de triciclo y estética custom. "Te la has comprado así de llamativa para ligar, ¿no?" fue la primera frase de bienvenida, después de casi llegar a las manos con el vendedor de la moto porque me había ayudado con el cierre del casco.
#fail #nivelpro. Hoy me da la risa, pero aquel día fue terrible.
¿Cómo arreglas semejante desastre?
En plan creativo. Le pones a él con unas gafas de aviador sobre Charly Tachuelas, fumándose un pitillo, atardecer de fondo y le haces mil fotos: "¿Ves lo guapo que sales? ¡Pues así te veo yo, con moto y sin ella! Venga, ¿me enseñas a conducir para salir de ruta contigo?"
Ésa era la idea. En qué hora, señor. En qué hora.
(Continuará...)
Imagen: A la derecha Charly Tachuelas junto a la bestia parda de la Suzuki.
PD: Nunca temí tanto por mi vida como en aquellos viajes suicidas. Aunque no gritase jamás.