Va para dos años que despues de una "escolta motero/nupcial" de la que no recuerdo sus "víctimas" aunque si el jamón y otras viandas con las que fuimos agasajados, y tomando unas birras en la terraza de un bar de pueblo, alguien con un corazón que no le cabe en el pecho me animó a pasarme por el Berna" un domingo por la mañana. Y hasta hoy. Solo puedo añadir que he conocido gente extraordinaria y que he pasado momentos inolvidales aunque espero que no irrepetibles. Gracias a la familia Kamezetera por acogerme.