Acabo de leer en una revista (isuu) un articulo acerca de la harley y su sonido. No conocia la historia y me parece curiosa. Copio el articulo y os envio el link por si quereis leer la revista
Todas las marcas del mundo son conscientes de los elementos que las hacen diferenciales frente a las demás. E intentan capitalizarlos y, sobre todo, preservarlos y protegerlos. (Que alguien intente comercializar por su cuenta libros, camisetas o mecheros con un personaje de Disney y verá entrar por la puerta de su casa una legión de abogados tan sedientos de sangre como… Como… Como… Bueno, como una legión de abogados).
Las marcas protegen sus logotipos, los nombres de sus productos o las denominaciones de algunas de sus innovaciones técnicas (como Apple con su pantalla Retina).
Incluso, y esto es menos conocido, algunas marcas han conseguido proteger como marca registrada un sonido creado o asociado a ellas. Es el caso de Nokia y su tono de llamada, Intel con su música de Intel Inside, la fanfarria de crédito inicial de 20th Century Fox o Apple con el sonido de arranque de sus ordenadores.
Sin embargo, uno de los casos más curiosos de querer poseer un sonido como marca registrada tuvo lugar en el ámbito de las motocicletas. Concretamente, de Harley Davidson.
El 1 de Febrero de 1994, la compañía de Milwaukee presentó una solicitud ante la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de Estados Unidos para registrar como marca el sonido característico de sus motos. La descripción de la empresa en la solicitud del registro del sonido como una marca la definía así: “La marca consiste en el sonido del escape de las motocicletas de la solicitante, producido por los motores V-Twin con un solo punto de apoyo del cigüeñal, cuando los productos están en uso”.
Rápidamente, 9 compañías de motocicletas, básicamente japonesas y alguna americana (y sus legiones de abogados sedientos de sangre), se lanzaron sobre esa solicitud argumentando que cualquier motocicleta que tuviera un motor V-Twin producía ese sonido. Y tras 6 años de energías, esfuerzos y mucho dinero dedicados a litigar en el interminable universo legal americano, en Junio de 2000 Harley retiró la solicitud, viendo que ni parecía que pudiera conseguir la marca registrada ni que aquella larga disputa legal fuera a acabar antes del remoto día en que un ser humano pisara Plutón.
Habrá quien piense que Harley tenía razón y que su sonido es único. Que no es simplemente un sonido del escape, sino en realidad algo comparable a una música. Una música agradable de oír y, como todas las músicas, evocadora de sensaciones y experiencias. (Estoy viendo a los seguidores de Harley asintiendo ahora mismo al unísono).
Habrá quien piense que no. Que en realidad todos los motores V-Twin suenan parecidos y que no hay nada tan diferencial en el de una Harley.
Y habrá quien diga que todo es cuestión de gustos, sensibilidades u oídos musicales (porque también hay quienes se deleitan con Bach y quienes no aprecian diferencias entre Mozart y Los del Río).
Pero en esta historia de motos, marcas registradas y música, hay también un momento para la picaresca rayana en el surrealismo.
Un músico australiano llamado Bill Cook, que antes había sido albañil, afirmó en el año 2000, justo cuando Harley renunció a seguir con el litigio legal, que el copyright del sonido de las Harley en realidad le pertenecía a él.
Porque en 1993 había grabado un disco titulado Steel Stallions (Sementales de Acero) para algunas de cuyas pistas había usado el sonido de su Harley. La había llevado al estudio de sonido, la había puesto al ralentí y había colocado el micrófono cerca del motor. Y usó la grabación como pista de batería y, según sus propias palabras, “el sonido de una Harley como pista de batería es único”.
Cook aseguraba sin pestañear que al formar parte de uno de sus discos eso automáticamente le daba el derecho de copyright sobre el sonido de la Harley. Pero que renunciaría a ese derecho si Harley Davidson regalaba un ejemplar de su disco con cada moto que vendiera. Y le daba a él 15 dólares por cada disco.
Parece ser que, 13 años después, en Milwaukee aún se están riendo.
http://issuu.com/pontgrup/docs/revis...854255/5349884