Como habíamos escarmentado con la "pista forestal" hasta Aísa, en lugar de seguir por la ruta planificada hacia Borau, tiramos directamente a Jaca. Una buena elección, porque los paisajes seguían siendo fantásticos y el asfalto, aunque sólo potable, mucho mejor seguro que el que habríamos encontrado camino de Borau.

Después de atravesar Jaca, unos pocos kilómetros más y a disfrutar de una pantagruélica comida...

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No hubo manera de acabar ninguno de los platos del menú. Y eso que algunos comían... mucho. Nos acobardamos ante las titánicas raciones. Joer, qué manera de sacar comida...
La parrilla, muy bien. Quizás algo menos hecha la carne habría estado más jugosa, pero estuvo genial.

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Y ya de ahí, camino de Pamplona con paradita en el pueblo de Olaia a tomar café en su casa, mientras veíamos debajo del porche cómo las tormentas pasaban de largo del camino que teníamos que seguir.

Una maravilla de día. Buena ruta y muy buena compañía. Hasta yo me sorprendí de tanto que nos reímos. Alguno estaba desatado...jajaja

Saludetes amigos.