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Vista híbrida

  1. #1
    Día 8 de Agosto. Llueve, detrás de los cristales, llueve y llueve.

    De madrugada el sonido del viento asustaba, pero al levantarnos no estaba tan mal, y de hecho el primer tramo, aunque sobre asfalto mojado fuimos bien. Para cruzar a Francia teníamos que subir al puerto de la Forclaz, en el desvío empezó a llover con bastante intensidad, así que aprovechamos para echar gasolina a ver si aflojaba.
    Y sí, llegamos a Francia bien, pero ya no dejó de llover, a ratos más intenso a ratos menos, pero no eran condiciones de rodar por carreteras de montaña.


    Lo bueno de la vida moderna, es que con un smartphone puedes gestionarlo todo en el momento, nueva ruta, reserva de hotel y las previsiones meteorológicas para mañana. Nos vamos a Conflans, la ciudad medieval de Albertville a echar la tarde.

    Día 9 de Agosto. I will survive.

    Bueno, ya, dos días de descanso ya están bien, toca sol. Que tenemos por delante los principales puertos de los Alpes Marítimos.
    Empezamos con el col de Chaussy, aunque no completo, sólo el primer tramo. Luego la Croix de Fer, el Col de Glandon
    Ahora los puertos se llaman cols en lugar de passos y las curvas de 180º lacets en lugar de tornanti; pero el concepto es el mismo, subir a sitios alucinantes disfrutando del camino.


    Y pasamos al Alpe D’Huez, lleno de ciclistas y deportistas varios. Mucho tráfico y en la cima mucha gente. La bajada hacia el Col de la Sarenne es más tranquila y disfrutona.


    Comemos unos bocatas en el col de Lautaret y continuamos hacía el Galibier. Las vistas son fantásticas. Y por último, el Col du Telegraphe

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    Última edición por delicious; 15/08/2017 a las 23:17

  2. #2
    Días 10-13 de Agosto. Le retour.
    Aunque aún nos quedan días de viaje, se va oliendo la despedida de los Alpes.
    El plato fuerte del día es el Col de la Bonette, la carretera asfaltada más alta de Europa, yo sólo digo una cosa: 4ºC.


    En el paisaje se empieza a notar más marrón, más tierra, más corteza. Los pueblos escalonados en las montañas, terrazas de cultivo.
    De camino atravesamos las Gargantas de Daluis, de tierra roja casi morada.

    Y pasamos a las Gargantas del Verdón, que molan pero son muy turísticas y tienen mogollón de tráfico, así que se disfrutan menos.


    Y llega el momento de la Espinita, el Mont Ventoux. Salimos con mucho viento y no paró y a partir de los 1.800 metros la niebla se cerró totalmente y no nos pareció prudente continuar.


    El paisaje se vuelve mediterráneamente conocido, vides, girasoles, casas encaladas…. Campos segados.
    La ruta desde aquí atravesaba el Languedoc por la D102 y la D622, que tengo que decir que nos han encantado, son carreteras rápidas, con diversidad de paisaje, curvas fáciles. Nosotros esperábamos un camino aburrido porque ya es el final, es de transición pero que va! Nos encantó.



    Y los Pirineos, refrescante vuelta a las montañas, hasta que cruzas la frontera y vuelven los treintaytantos grados.

    Y la autovía y a casa.


    Hasta la próxima!

 

 

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