Silvestre, yo a quien tengo que darte las gracias es a ti, colega, que me abriste camino a la vuelta entre la tormenta. Menos mal que tu burra es blanca y grande y la podía distinguir bien a través de la maraña. Hubo momentos en los que las pasé p..., la carretera era un puro charco en el que apenas se vislumbraban lo que parecían ser rayas blancas.
Bueno, y gracias tb a los organizadores, que menuda liaron, y a Chema, que tiró del grupo al ir, y a tu chica Ana y a Berto, que me soportaron durante la comida.
Gracias a tós.
Salud y más como ésta.