Estos últimos días, semanas ya, el tiempo en casi toda la península, y más en concreto en el Norte, está siendo de lo mejorcito en lo que llevamos de invierno. Encima, ayer, ciclogénesis explosiva.

Suele ser en estos días en los que menos apetece coger la moto. Por diferentes motivos. Los meteorológicos suelen ser de peso, y salvo que uno/a tenga que moverse en moto por causa de fuerza mayor, un viaje, no se tenga otro medio de locomoción o enajenación mental transitoria (que sería el caso de quienes gustan rodar empapados mientras son zarandeados por la ventisca), no se opta por las dos ruedas.

Para los del último caso, los enajenados, no va dirigida esta reflexión. Tienen bien merecidas todas las preguntas de incredulidad con las que les acribillen y todas las miradas de rareza en esos días.

Esta reflexión va para quienes de un modo u otro pretendemos hacer uso de nuestra moto todos los días posibles sin poner en riesgo nuestra integridad por alguna temeridad innecesaria, para todos quienes disfrutamos rodando ágilmente camino del trabajo o de nuestros quehaceres diarios, pero que, oye, si el tema meteorológico está muy malito, nos decimos, pues nada, un par de días (o semanas) en transporte público o en lata y a esperar días mejores.

Esta reflexión va para todos esos que cuando la meteorología y la temperatura no acompañan y de manera puntual llegamos a nuestros lugares de trabajo en otro medio de transporte, somos preguntados por aquellos a quienes vemos a diario y se encuentran en la categoría de compañeros de trabajo o simplemente conocidos, muchas veces con sarcasmo y alguna que otra vez con idiotez, ¿hoy no vienes en moto? ¿Hoy, no, vienes, en, moto?
¿Hoy? ¿No? ¿Vienes? ¿En? ¿Moto?
¿HOY NO VIENES EN MOTO?

¡Hay que joderse! ¡HAY QUE JODERSE!

¿Tan mal les caemos? ¿No hay nada de estima?

¡Venga ya! ¡Coño!

Yo, al principio respondía con cierta educación y sorpresa que no, que hoy no es día para moto. Y, curiosamente, con una expresión pedante no pocos me han dicho ¡pues vaya motero! Un motero de verdad va en moto siempre y se moja las veces que haga falta...

Meeeemmmmpppfffrrrrrggggghhhhhhhcagoentuputavida.. ....mmmmmmmpppppffffgggggrrrrrrpedazogilipollas... ..


¿Por qué no me preguntas por qué no he ido en moto un idílico día soleado de primavera con ligera brisa y 25 grados, que da tanto gusto que se me eriza el pelo de la nuca de pensarlo? ¿Por qué no me preguntas qué hago que no disfruto de un día tan apropiado para rodar en moto? ¿Eh? ¿EH? ¿EH?

Ya paso de esas personas. Ni me molesto en dejar que me suban los colores de la ira y el desprecio a la cara. Les miro con una sonrisa bastante despectiva y bobalicona y les digo, ¡claro! En estos días es cuando más disfruto montando en moto. Los días sin lluvia torrencial ni viento, y con temperaturas amables son muy aburridos.
Entonces si que me divierte el careto que ponen ellos. ¡Ja!
Como dicen hoy en día los "más molones": ¡Boom! ¡In your face, madafaca!

¡Qué a gusto me quedo!

Pues eso, una reflexión para estos desapacibles días en los que tenemos que aguantar a "esos".

Un abrazo para todos/as los que en algún momento, también, padecemos enajenación mental transitoria... jajaja