Ya sé que lo que voy a contar, más que motero, es un poco braguitas de azucar, pero ayer dando un rulo por el puerto de Canencia (una gozada por cierto) me picó una avispa -tamaño croqueta, supongo- según circulaba.
Eso en sí mismo maldito el interés que tiene, la cosa es que llevaba una chupa de cuero puesta y aún así tuve que parar en la cuneta porque el dolor tenía cierta intensidad.
Flipao me quedé pensando cómo hubiera sido la broma si llego a circular en camiseta por aquello de los calores veraniegos o con un jet y me engancha un moflete.
Ajco de bichos...